Pues fue toda una odisea, en las 903 páginas que componen la crónica del pájaro que da cuerda al mundo es fácil perderse, a veces hay que hacer una pausa (es cosa de segundos, pero cuando quieres seguir leyendo es angustiante) y redibujar el mapa de las relaciones entre los personajes, después de todo es un relato que se expande más allá de las islas de Japón, toca territorio chino, mongol, ruso y algunos otros más.
Todo inicia con el japón de las ambiciones expansionistas, ese Japón que se sentía como el único que podía hacerle frente al occidente y quería que las demás naciones asiáticas se le subordinaran para que también quedarán libre de la influencia occidental, pasamos en diferentes ocasiones por Manchukuo, el éstado títere de Japón que era la antesala de segunda guerra mundial, como ya lo comenté en alguna ocasión.
Los que acusan a Murakami de ser un one trick pony podrían encontrar en ésta novela muchas de las constantes de su obra, el personaje pulcro, metódico y eficiente, el joven sin oficio ni beneficio pero más consciente de que no quiere ser un zombie, el sexo, el sexo más que casual, como destinado a ocurrir, con todo y sus descripciones , la música, las referencias a la cultura pop, al baseball (o yakyu) que es tan popular por allá, y puede que tengan razón, pero es el como lo enlaza lo que le ha hecho un autor tan popular y reconocido, no hay nada veraz o muy explicado en el como ocurren esas trasiciones entre planos, lo que es real, lo que es imaginario, lo que ocurre en sueños, pero todo está conectaod y asistimos mudos y devorando páginas a lo que Murakami san no está contando.
No quiero hablar mucho de la obra, porque con la intro es más que suficiente, e incluso me parece que cuenta mucho.
El personaje de la obra es un hombre de 30 años que se ha dado cuenta que el trabajo que tomo desde que se caso seis años atrás no le llena y decide parar para investigar que es lo que lo apasiona, mientras lo piensa se encarga de las tareas y del hogar y su esposa la (aparentemente) noble Kumiko va a ganrse el pan y le dice que no tiene que apresurarse en encontrarlo, y es entonces que desaparece el gato de casa, y al iniciar su búsqueda, el señor pájaro-que-da-cuerda comienza a entrar en contacto con personajes más y más extraños.
Todo inicia con el japón de las ambiciones expansionistas, ese Japón que se sentía como el único que podía hacerle frente al occidente y quería que las demás naciones asiáticas se le subordinaran para que también quedarán libre de la influencia occidental, pasamos en diferentes ocasiones por Manchukuo, el éstado títere de Japón que era la antesala de segunda guerra mundial, como ya lo comenté en alguna ocasión.
Los que acusan a Murakami de ser un one trick pony podrían encontrar en ésta novela muchas de las constantes de su obra, el personaje pulcro, metódico y eficiente, el joven sin oficio ni beneficio pero más consciente de que no quiere ser un zombie, el sexo, el sexo más que casual, como destinado a ocurrir, con todo y sus descripciones , la música, las referencias a la cultura pop, al baseball (o yakyu) que es tan popular por allá, y puede que tengan razón, pero es el como lo enlaza lo que le ha hecho un autor tan popular y reconocido, no hay nada veraz o muy explicado en el como ocurren esas trasiciones entre planos, lo que es real, lo que es imaginario, lo que ocurre en sueños, pero todo está conectaod y asistimos mudos y devorando páginas a lo que Murakami san no está contando.
No quiero hablar mucho de la obra, porque con la intro es más que suficiente, e incluso me parece que cuenta mucho.
El personaje de la obra es un hombre de 30 años que se ha dado cuenta que el trabajo que tomo desde que se caso seis años atrás no le llena y decide parar para investigar que es lo que lo apasiona, mientras lo piensa se encarga de las tareas y del hogar y su esposa la (aparentemente) noble Kumiko va a ganrse el pan y le dice que no tiene que apresurarse en encontrarlo, y es entonces que desaparece el gato de casa, y al iniciar su búsqueda, el señor pájaro-que-da-cuerda comienza a entrar en contacto con personajes más y más extraños.
Una cuestión que cabría aclarar para los que lo lean, es que si, en Japón pareciera que algunos cargos politicos son hereditarios.