Por alguna razón que no entenderé jamás, siempre he tenido una fijación con esos maestros a los que les vale sorbete el aspecto formativo, que sólo quieren cumplir con un horario, un calendario y cobrar, no se, a lo mejor me gustaría ser capaz de relajarme tanto y que, como pasa en la ficción, de cualquier modo, el alumnado reciba un empujoncito en la dirección correcta.
Sin embargo la vida no es así, todos juramos que queremos aprender, pero cuando nos dejan la opción del maestro barco y el joputa manchado siempre preferimos al barco, es la realidad, me gustaría creer que poder elegir al maestro sería el mejor filtro para los buenos de los indolentes, pero no es así, como pasaba con los intrigosos en las cortes del medievo, este sistema errado desde la concepción (¿quienes son los jueces?) premia a los que saben dominarlo, independientemente de su vocación o desempeño.
Y si, yo quiero que me valga gorro, pero no puedo y por eso haré una pausa.
Y si, yo quiero que me valga gorro, pero no puedo y por eso haré una pausa.
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