Dejenme contarles el horror que es manejar del Aeropuerto de la ciudad de México a Celaya en la noche, primero el tráfico endemoniado en Lecheria, Barrientos y esos sitios que no importa la hora del día que sea es insoportable, luego el camino esta completamente oscuro y sinuoso, pero tiene a los joputas conductores de vehiculos de carga que están ahí para dejarte ciego con sus lucecotas, invadir carriles por los que no deberían transitar y manejar como si fuera un videojuego, además del enfermo desquiciado que en un camino con límite de velocidad de 80,90, o 110 km/h no puede ir a menos de 140 y te obliga a dejarlo pasar poniendote en el camino de esa miriada de autobuses y caminones otra vez.
En algunos momentos tuve la opción de ir entre carriles porque el camino estaba casi solo y lo aproveche porque a esas velocidades controlar el auto es más bien díficil.
Bueno, llegamos a Celaya, encontramos el Hotel y no dormí, tuve recuerdos de una tía que no merece ni que mencione su nombre y pase mucho calor, en la visita a la planta, es más bien poco lo que podemos hacer con los instrumentos que tenemos aquí y podríamos regresar a México de una vez, pero como les dije estoy un poco cansado.
El Jueves vamos a Monterrey y el sábado tengo examen de Francés, desde que regrese al país siento que mis clases y demás pendientes han sido un prolongado ejercicio de alcanzar a cumplir la meta en el ultimo minuto.
Al parecer voy a tomar mis vacaciones para por fin hacer mi tesis
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