Saben que detesto hablar de política aquí, así que sólo haré un resumen de lo que he expresado en twitter en los meses y semanas anteriores.
Primero, me parece de risa loca, y me deprime aún más que tantos mexicanos sigan aferrados a esas ideas tontas de que un partido político es el bueno o los otros son los malos, creo que a todos los colores se les ha dado una oportunidad y todos han decepcionado, incluso los más mochos o los que se dicen del pueblo.
Primero, me parece de risa loca, y me deprime aún más que tantos mexicanos sigan aferrados a esas ideas tontas de que un partido político es el bueno o los otros son los malos, creo que a todos los colores se les ha dado una oportunidad y todos han decepcionado, incluso los más mochos o los que se dicen del pueblo.
Luego, desde 2006 con tantos blogs, tantos grupos de MSN, sabíamos que 2012 sería la primera campaña presidencial con las redes sociales como elemento a tomar en cuenta, pero después de los fiascos de 2009 y ahora de 2011 que demuestran que los partidos sólo saben hacer ruido y gastar dinero, pues ninguna estrategia en redes sociales ha servido para algo o peor aún tenido algún efecto en los resultados, en resumen, a los mexicanos nos gusta el pan y el circo, pero nada más.
Y más responsables son aún ese grupo que no denomina a nadie, pero engloba a todos, de los twitteros, para lo único que sirven sus números es para hacer trending topics pendejos como el de #memaquillocomoeruviel y cambiar sus avatares, pero no, ni crean conciencia, ni convencen a nadie, es decir, en ese caso le dan toda la razón a Tim Berners Lee, y el twitter en México es poco más que ruido y parloteo pueril.
Es lo mismo, el caminito del Peje se quiere hacer pasar como medio, y se hacen las víctimas, se acusan de hackeo y dicen que otros medios los leen y les copian, yo los leo en un afán de ser plural, pero en serio, ni su mamá los puede tomar en serio.
Ellos eran los que en twitter estaban difundiendo versiones del triunfo de Encinas, y revolcándose una vez más en la caída del sistema, ese episodio oscuro de nuestro pasado como nación.
En resumen, los partidos politicos podrían ahorrarse una lana, pues las redes sociales no hacen que nadie cambie de colores, no difunden ninguna idea, no fomentan un debate, y no es por su naturaleza, es que así somos los mexicanos, de extremos, chairos como la jornada, o yuppies como el reforma.
Y no se si esto sea un buen o mal augurio para el necio del peje o para Peña Nieto, pero esos números que arroja el PREP a las 23:50 son de miedo y de lecturas interesantes, una barrida total, completa y que pone en mal al pan por mandar ya a dos candidatos que ni las manos han podido meter.
Y más responsables son aún ese grupo que no denomina a nadie, pero engloba a todos, de los twitteros, para lo único que sirven sus números es para hacer trending topics pendejos como el de #memaquillocomoeruviel y cambiar sus avatares, pero no, ni crean conciencia, ni convencen a nadie, es decir, en ese caso le dan toda la razón a Tim Berners Lee, y el twitter en México es poco más que ruido y parloteo pueril.
Es lo mismo, el caminito del Peje se quiere hacer pasar como medio, y se hacen las víctimas, se acusan de hackeo y dicen que otros medios los leen y les copian, yo los leo en un afán de ser plural, pero en serio, ni su mamá los puede tomar en serio.
Ellos eran los que en twitter estaban difundiendo versiones del triunfo de Encinas, y revolcándose una vez más en la caída del sistema, ese episodio oscuro de nuestro pasado como nación.
En resumen, los partidos politicos podrían ahorrarse una lana, pues las redes sociales no hacen que nadie cambie de colores, no difunden ninguna idea, no fomentan un debate, y no es por su naturaleza, es que así somos los mexicanos, de extremos, chairos como la jornada, o yuppies como el reforma.
Y no se si esto sea un buen o mal augurio para el necio del peje o para Peña Nieto, pero esos números que arroja el PREP a las 23:50 son de miedo y de lecturas interesantes, una barrida total, completa y que pone en mal al pan por mandar ya a dos candidatos que ni las manos han podido meter.