En una de esas largas sesiones en el cine también vi “
Párpados Azules”, una película mexicana que tiene ciertos efectos en mi que a la vez me horrorizan y me fascinan.
“Parpados Azules” nos cuenta la historia de Marina, una empleada de
Uniformes Lolita que en la celebración del aniversario de la empresa para la que labora se gana un premio, un viaje a “
Playa Salamandra” (los personajes, la empresa y el destino son lo único ficticio de ésta cinta, todo lo demás es de una realidad palpable) y pues no tiene con quien ir, es una mujer que vive sola y amigos no es lo que le sobra, tiene un encuentro casual con otro sujeto que al igual que ella, vive por vivir, esa inercia, esa existencia sin metas y que es más una carga que un gozo es algo en lo que nunca he querido verme inmerso, para mi ver en la pantalla semejante despliegue de estulticia si fue muy impactante, si de algún modo yo pudiera elegir la vida que no quiero llevar es la que tienen estos tíos que están solos sin elegirlo y actúan por convenciones y no por un llamado interno, es en los detalles en los que la cámara hace énfasis como una hoja que sostiene el “galán” de la historia en un día de campo, en los atropellos que ocurren en un “salón de baile”, en lo poco mágico que es el coito que sostiene por inevitabilidad.
Parpados Azules es una descripción tan veraz de una de las realidades cotidianas en la ciudad de México que casi puede tocarse, el diálogo repetitivo, hueco y hecho por compromiso es real, las locaciones, las situaciones, todo eso si puede llegar a pasar en Chilangolandia.
En la escena en que nuestros dos “tortolos” sostiene relaciones sexuales, la carencia de música, la toma ininterrumpida y lo cotidiano de la situación, sin música o efectos de cámara que ayuden a ocultar o verter un velo sobre lo poco romántico, de la situación es excelente, la incomodidad y el compromiso que se sienten es tan incomodo que oprime el espíritu de los que presencian la cinta.
La escena final que tiene lugar en un puente estoy seguro que ha ocurrido muchas veces, matrimonios que se forjan por soledad, por miedo a que se vaya el último tren , por un instinto paterno que no se ha reflexionado, sin duda alguna un situación lamentable, la vida de los personajes de “Parpados Azules” es asquerosa y ciertamente algo que no quiero que me ocurra, es por ello, por lo repugnante de la situación que refleja la existencia de estos tíos que la cinta me parece tan buena, pocas veces he salido tan azorado de una sala como ayer.
Si no estás es México y quiere “echar un vistazo” a una de las tantas formas de vida de la capital de este país, Parpados Azules es “casi casi” un documental.
No es una cinta para todos los públicos, en especial no lo es tanto para la gente de joven, que podría tomarla como una advertencia de lo que no debes hacer, no debes vivir por vivir, no eres una piedra rodante.