Pues el anfitrión se nos desapareció en la noche, puede que le hayan dado su regalo, pero dejo todos los libros y los DVDs como en autoservicio, lo malo que no llevaba compu para copiarlos, y ya estaba ronco.
Pues así es, el Ave del paraiso se hizo presente en la tibiocueva y ahora ya tiene un apodo más: Huguis.





Aquí el Ave del paraíso se come las uñas antes de cantar.... no recuerdo que fue. (notese el detalle de los libros al fondo, como buena casa de docente)


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