Como lo he comentado tantas veces, el hecho de que yo sea ingeniero mecánico es poco más que inesperado, crecí entre mujeres, mi familia no tenía graduados universitarios, esa es la materna que es con la que tuve contacto.
Cuando comencé a trabajar con rodamientos me encontré que en muchos talleres, oficinas de mantenimiento y similares tenían un producto favorito, el
WD-40, era increíble, casi casi lo querían usar para cocinar o condimentar sus alimentos, me imagino que en algún lugar del mundo alguien ha querido curar una herida con WD-40 (
y ésta última parte en serio) y es cierto, éste amado desplazador de humedad
tiene miles de usos.
El
WD-40 , que se llama así por el número de iteraciones que requirió
Norm Larsen para dar con la formula adecuada para éste producto que originalmente desplazaba humedad y prevenía corrosión, y es la base de una compañía que no tiene tantos productos, además es una formula secreta, no está patentada para no revelar todos los ingredientes y la constitución de la misma, aunque
si tenemos la hoja de seguridad.
El señor John Barry fue el motor de ésta compañía de escaso repertorio, no se comportaba como otros CEOs, viajaba en clase turista, contestaba su teléfono, tenía juntas en restaurantes familiares o de comida rápida y no se metio con el producto, como a tanto administradorcillo con infulas de grandeza le da por hacer.
Veremos que pasa con la compañía de hoy en adelante, esperemos que no inunden el mercado con productos que sean soluciones en busca de pregunta, pues los otros artículos en su línea, como el aceite 3 - 1 si son respetados.