El lugar es hermoso, cuando llegamos llovía, pero para un chilango y un regio transplantado (que también es chilango) es un cambio muy drástico y bien agradecido, tanta naturaleza, uff, de cuento, pero ya saben como son la mayoría de los poblados de USA, a Fuerza tienes que ir en coche, a mis muchas horas despierto, a mi manejada en este Monterrey de los coches chocones al aeropuerto de madrugada, a corretear a la casa de cambio y a correr en la escala tan pegadita (si, Continental hizo de las suyas) le sumamos el vuelo, el cambio de horario, pues mi cara de jetlag es más que comprensible.
No hay evidencia fotográfica del breve paso que tuve con Jesús por Main Street y sus áreas circundantes o de nuestra escala por Carolina Ale house, pero el lugar si ha recibido un lavado de cara (como nos lo hicieron saber los taxistas Jordanos y de otras latitudes con los que platicamos) y se ve muy bien, ya les contaré, aunque ahora si conocí el jetlag, vean nada más esa cara.
Jesús es otro más de la invasión esimia del mundo :D
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