Llevo trabajando muchos años, al principio era para poder comprar mis comics sin apuros o ir a algún concierto de alguna estrellita popera (todos tenemos alguna mancha en nuestro pasado), después era en parte por que no me sentía del todo bien pidiendo dinero si no estaba estudiando, después fue para mantener mis estudios universitarios (mi universidad es pública, pero los transportes y los insumos, así como la alimentación no caen del cielo) y ahora porque como todos quiero dinero y no puedo vivir del erario (¿por qué no fui diputado?)
En este tiempo he tenido jefes medio buenos, malos y pésimos, cuando estuve en Colegio Nacional de Matemáticas mi primera jefa era una tía que lo único que tenía era dinero y se estaba tirando al ingeniero, no bastaba con que no tenía la menor de las experiencias, era bastante torpe y para acabarla de amolar compartíamos apellidos, quería ser más inteligentes que los maestros y la gota que le colmo el vaso a una maestra de inglés fue que en alguna ocasión la llamaron sus hijos y no le pasaron la llamada que porque era hora de clase, además de que vendió cerveza dentro del plantel para la celebración del 15 de Septiembre de 2000 (esa fue una vergüenza que corrió por todos los planteles), en fin que con ella no trabaje más de 50 días, y renuncie justo cuando cumplí 20 años, estuve alrededor de un mes sin trabajar y después entré al plantel de Satélite, al principio fue un cambio muy agradecido, estaba más cerca de mi casa, pero tenía un “compañero” que negaba mi existencia, él ya era un padre de familia y jamás entendí cual era su problema conmigo, iba y venía, él es ingeniero pero ya se decanto por la docencia, parece que él no es victima de la búsqueda de ego que acosa a la mayoría de los ingenieros, el dueño del plantel era hermano de la directora y ellos son una familia muy dicharachera, buena onda, yo, como siempre me mantenía de lado, pero no me podía quejar, luego vino el cambio a Gustavo Baz (cerca de un negocio que se hace llamar “el Tinacal”, estuve cerca durante seis años y nunca entre), la verdad mis problemas ahí fueron bastante menores, cuando entre a la universidad todavía bebía y en ocasiones falte por irme a conbeber con mis compañeros, el perjudicado era yo porque la norma es “clase dada, clase pagada” y las únicas desavenencias que tenía eran por cosas tontas como dar los recesos a la misma hora que todos los demás y de la misma duración, eran sobre todo problemáticos cuando terminaba mi clase a las 7:57 p.m. en lugar de a las 8:00 p.m. , lo que a mi me parecía una soberana chorrada pero en fin, los problemas llegaron después con el cambio de dueño del plantel, que llego a revolucionar el lugar queriendo ahorrar en todos sentidos, los gises (la tiza) llegaban a ser bienes preciados (y a mi que me gustaba aventarlos) y los plumones (marcadores para pizarrón) también eran causa de discusiones pues a mi no me gusta dar mis clases sumido en la monocromía que nos imponían desde la oficina, además de que a pesar de que yo los descartaba ellos seguían comprando (y el amarillo que no sirve para nada nunca faltaba) contados, el otro problema es que cuando llego la hora de mi aumento anual, no me lo dieron, y otra cosas que siempre me van a poder, dicen por ahí “Me matan muy mucho” me choca el nepotismo y el lugar estaba lleno de familiares, cuyo merito era ese, compartir familia con la gente que tomaba las decisiones y a mi el nepotismo me parece una de las causas por las que este país no deja de ser tercermundista, así que entre nepotismo y tacañería, además de que ya había terminado mi carrera me fui a finales de Abril del año pasado, pensando que a pesar de haber trabajado tantos años en mi currículo no tenía nada más que alguien que solo se hubiera dedicado a estudiar y comencé mi peregrinaje por el mar de las entrevistas laborales con el “sin experiencia” como único compañero y yo que nunca quise dejar el lugar, ese es mi problema, me pongo muy rápido y muy fuerte la camiseta del lugar donde estoy laborando y se me llega a olvidar que si bien las metas de la institución las puedo hacer mías, mis metas a la institución le importan un comino y que además mi relación no es con la institución si no a través de otra persona que puede tener sus metas bien claras y una miopía selectiva que le haga creer firmemente cuanta pendejada le hayan enseñado en su rancho.
También he tenido jefes que deberían haber sido escritores de novelas porque de todo hacen un drama, se ahogan en un vaso de agua , o bien, pudieron ser ministros de algún culto o fundadores de su secta porque se sienten el eje rector de cuanto los rodea, que al mismo tiempo tienen complejos de superioridad e inferioridad y son esos jefes los que le arruinan a uno la relación con la empresa, la gente rara vez renuncia a la empresa, renuncia a su jefe .