Ódiame menos. Por: Héctor Hernández

Había una vez un equipo de grandes reacciones, que podía ir perdiendo por uno, dos ó hasta tres goles y aun así remontaba el marcador adverso. Había una vez un equipo que era capaz de anotar un gol increíble en el momento más crítico de un partido, cuando nadie lo creyera ó todos lo esperaban. Había una vez un equipo que llenaba su estadio, provocando un tráfico inusitado desde muy temprano en la Calzada de Tlalpan, y que generaba una pasión sin límites y odio del resto de los equipos y seguidores de los demás equipos. ¡Había envidia!

Ese equipo era el club América.

Pero dos muertes que coinciden en tiempo, acabaron por marcar la historia y el cambio de ese gran equipo.

Sí, la muerte de su dueño y creador de la grandeza, Don Emilio Azcárraga Milmo y la de los torneos largos en el futbol mexicano. El primero se fue a principios de 1997 y lo segundo ocurrió a finales de 1996.

¿Coincidencia ó destino?

Hoy, la historia de este equipo, por culpa de su dueño en primer lugar, directiva en segundo y de su cuerpo técnico en tercero, parece estar tomando otros rumbos.

El juego contra Monterrey era de vida o muerte y el majestuoso estadio estaba literalmente vacío, muestra del desinterés de una afición que se está perdiendo gracias a los malos manejos y resultados del conjunto.

No hubo tráfico en Tlalpan, calzada que antes se pintaba de amarillo. No hubo la pasión de antes, no hubo ese gol insólito, tampoco esa genial jugada que hiciera vibrar a toda la afición americanista. ¡No hubo nada!

Pero eso no fue lo malo... lo malo fue no ver el orgullo americanista de siempre, ese de grandes jugadores como Tena, Cristóbal, Reinoso, Zaguinho, Brailovsky, Aguirre, De los Cobos, Zelada, Bosco, Cuenca, Portugal, esos que cuando perdían, lloraban.

Algunos jugadores, como siempre, se partieron el alma (Villa, Davino, Navarrete, Santiago, los Rojas, Giménez –que siempre corre, pero ha, ¡como es malo!-), otros, ni alma tenían. Parecía ser que estaban jugando un partido del “Torneo de los Barrios” y no uno vital, donde además se toparon con una buena actuación del arquero de la Pandilla, el ex-americanista Chrístian Martínez (de nefastos recuerdos para nosotros por su infame participación en aquella Libertadores del 2000’).

Fiel a su costumbre, el hombre que maneja al América regaló un tiempo y las Águilas empezaron a jugar hasta la segunda parte su duelo contra los Rayados del Monterrey y… no fue suficiente.

¡Y colorín colorado, este cuento se ha acabado…! fueron eliminados de la Liguilla de este torneo de Clausura de auténtica pesadilla para el equipo, de escándalos, de tormentas, de diademas y hasta de nepotismo.

¡Treceavo lugar general!, quinto de seis equipos en su grupo, más juegos perdidos que ganados, menos goles anotados que los recibidos. Es la octava vez que el equipo no clasifica a finales en torneos cortos. Carlos de los Cobos en el invierno 96’, Carlos Reinoso en el Invierno 98’, Alfredo Tena en el Verano 2000, Leo Beenhakker en el Apertura 2003 y Mario Carrillo en el Apertura 2004 no lo logaron. El entrenador actual en TRES OCASIONES, no lo hizo, Invierno 2001, Clausura 2003 y ahora este mortal Clausura 2006.

Desde que se implementaron las liguillas, en 1970-71 hubo en torneos largos, a los cuales el club América solo faltó a cuatro (72-72, 73-74, 74-75, 80-81). ¡Si, CUATRO de veintisiete!, ahora en 20 Liguillas de torneos cortos, ya llevamos el doble, 8 ausencias.

La gente está harta. Ya no quiere. Ya no queremos esto.

Ya no queremos ver más a caciques que ordenan y se llevan todo, y además son cínicos.

Ya no queremos ver más a súbditos y empleados que solo estiran la mano para recibir algo.

Ya no queremos ver más (¡jamás!) a los hijos, sobrinos y ahijados de los que mandan.

Ya no queremos ver y escuchar a más comentaristas paleros que creen que por usar un micrófono van a engañar a la gente como Sarmiento (¡Dios mío!) y Orvañanos.

Ya no queremos ver más a Manuel Lapuente

Ya no queremos ver más a Víctor Manuel Aguado

Ya no queremos ver más a Carlos Hurtado

Ya no queremos ver más a los hijos de Víctor Manuel Aguado

Ya no queremos ver más a Ismael Rodríguez

Ya no queremos ver más a Claudio López

Ya no queremos ver más a Marco Gómez

Ya no queremos ver más a ¡Irenio Soares!

Ya no queremos ver más a Alberto Becerra

Ya no queremos ver más a Pavel Pardo (por grillo, mal compañero y envidioso)

Ya no queremos ver más a Carlos Infante

Ya no queremos ver más a Ricardo Rojas

Ya no queremos ver más a ¡Chrístian Giménez!

Ya no queremos ver más a ¡Alvin Mendoza!

Ya no queremos ver más a Kléber Boas

Ya no queremos ver más a Juan de Díos Ibarra

Ya no queremos ver más a ¡Francisco Torres!

Ya no queremos ver más a Miguel Zepeda

¡Lapuente, ahí queda TÚ equipo, el de Aguado, de Hurtado y el equipo de los que acabaron con un sentimiento, y un estilo de vida llamado AMERICANISMO.

¡Que tristeza, qué vergüenza, qué pena!

A este América, ahora se le odia menos.

Héctor Hernández
editorial@realidadamericanista.com