El libro del shock del futuro me persigue en mis sueños, no tanto por su contenido con el cual concuerdo de gran manera si no por el hecho de que lo adquirí un buen día de final de año en una librería Coyoacanense y nunca he podido leerlo de un tirón.
Estoy viendo como el debate sobre la despenalización o no del aborto toma caminos que aunque eran predecibles no dejan de ser lamentables.
Uno de ellos es que los están totalmente en contra, no de la despenalización, si no de la sola mención de la palabra llegan muy rápido a conclusiones y es prácticamente lo mismo hablar sobre aborto que ser un asesino.
Ojo, nadie puede estar a favor del aborto, siempre será una pena, pero hay ocasiones en las que la menos mala de las opciones es esa.
Otro error de ambas partes es que los médicos van a practicar el aborto felices de la vida y eso no es cierto, nadie puede obligarlos a realizar abortos si ellos no quieren, aunque ciertamente si ellos emiten juicios de valor y en algunos casos lo practican y en otros no se verán envueltos en la controversia.
Lo que se busca con esta modificación a las leyes no es matar infantes no natos, tampoco que el aborto sea una nueva y muy drástica opción de anticonceptivo (a lo Cuba), es tan solo evitar poner en riesgo a las mujeres pobres que no tienen para un aborto o que están en esa situación sin quererlo y poder afrontarlo, no es el mismo caso de una joven con billete y mucha calentura que el de una mujer de escasos recursos y escasa instrucción que viene de un hogar donde la sola mención del condón era reprimida con sesiones de rezos forzados. La primera tiene los medios y el crimen sería que lo abortara, la segunda no tiene ni seguro el alimento por medios propios ahora imagínenla en un medio laboral que todavía relega y discrimina a las mujeres con hijos pequeños, no se en que entrevista de trabajo le otorguen el empleo a la mujer con el proceso de gestación más adelantado.
El índice de abortos puede variar, si, pero sólo se modificarían las estadísticas, no la realidad, el ejercicio irresponsable de la sexualidad de muchos mexicanos no cambia y no esta en espera de esta determinación, no creo que esto lleve a un aumento en el número de interrupciones del embarazo, lo que podrá provocar es la quiebra de los negocios especializados en esta materia, ellos son los que están más preocupados por este asunto, sigo pensando que la decisión sobre abortar o no le corresponde a los padres y a nadie más, en una sociedad mojigata como esta donde el deporte de las masas es juzgar a los demás será difícil que dejen de existir tip@s con nada mejor que hacer, bendita mayoría católica (como ven al impulsor del terror del Cardenal, sedicioso hijo de puta)
Estoy viendo como el debate sobre la despenalización o no del aborto toma caminos que aunque eran predecibles no dejan de ser lamentables.
Uno de ellos es que los están totalmente en contra, no de la despenalización, si no de la sola mención de la palabra llegan muy rápido a conclusiones y es prácticamente lo mismo hablar sobre aborto que ser un asesino.
Ojo, nadie puede estar a favor del aborto, siempre será una pena, pero hay ocasiones en las que la menos mala de las opciones es esa.
Otro error de ambas partes es que los médicos van a practicar el aborto felices de la vida y eso no es cierto, nadie puede obligarlos a realizar abortos si ellos no quieren, aunque ciertamente si ellos emiten juicios de valor y en algunos casos lo practican y en otros no se verán envueltos en la controversia.
Lo que se busca con esta modificación a las leyes no es matar infantes no natos, tampoco que el aborto sea una nueva y muy drástica opción de anticonceptivo (a lo Cuba), es tan solo evitar poner en riesgo a las mujeres pobres que no tienen para un aborto o que están en esa situación sin quererlo y poder afrontarlo, no es el mismo caso de una joven con billete y mucha calentura que el de una mujer de escasos recursos y escasa instrucción que viene de un hogar donde la sola mención del condón era reprimida con sesiones de rezos forzados. La primera tiene los medios y el crimen sería que lo abortara, la segunda no tiene ni seguro el alimento por medios propios ahora imagínenla en un medio laboral que todavía relega y discrimina a las mujeres con hijos pequeños, no se en que entrevista de trabajo le otorguen el empleo a la mujer con el proceso de gestación más adelantado.
El índice de abortos puede variar, si, pero sólo se modificarían las estadísticas, no la realidad, el ejercicio irresponsable de la sexualidad de muchos mexicanos no cambia y no esta en espera de esta determinación, no creo que esto lleve a un aumento en el número de interrupciones del embarazo, lo que podrá provocar es la quiebra de los negocios especializados en esta materia, ellos son los que están más preocupados por este asunto, sigo pensando que la decisión sobre abortar o no le corresponde a los padres y a nadie más, en una sociedad mojigata como esta donde el deporte de las masas es juzgar a los demás será difícil que dejen de existir tip@s con nada mejor que hacer, bendita mayoría católica (como ven al impulsor del terror del Cardenal, sedicioso hijo de puta)